La agresividad viaja sobre raíles

El ataque a un vigilante de Renfe pone en alerta a interventores y vigilantes. Algunos profesionales del sector alertan de un aumento de la violencia mientras que otros aseguran que los casos son muy esporádicos.

Que puede pasar ha quedado claro. Que se lo pregunten si no al vigilante de seguridad que el miércoles fue agredido en la estación de Renfe de Villabona con piedras en la cabeza. Que el riesgo de que ocurra ha crecido en los últimos tiempos, sin ser tan evidente, es algo que comparten ya muchos profesionales que trabajan de cara el público en medios de transporte. Sin llegar a sembrar la alarma, advierten de que las agresiones en medios de transporte despiertan cuanto menos el interés del sector, cuando no la preocupación, en el caso de quienes las han vivido de cerca.

Hace un mes, un joven que perdió el autobús en el Boulevard de Donostia, se subió en otro y esperó a que volviera aquel que no había podido tomar para agredir al chófer en la cara. La gota colmó el vaso. «Los conductores estamos hartos y nos sentimos en total indefensión», denunciaron miembros del comité de empresa de Dbus, que cuentan cuatro episodios de agresión este año.

Esta semana ha sido un vigilante de seguridad de Renfe quien ha sufrido el ataque indiscriminado, un año después de ser víctima de un intento de homicidio con una piedra en la cabeza por la espalda. «Impunidad» e «indefensión» fueron conceptos que recalcó el herido en su testimonio de ayer a este periódico.

El colectivo que más directamente ha padecido casos de agresiones, el de los vigilantes de seguridad, es también el que con mayor vehemencia ha advertido sobre la amenaza de episodios violentos en el servicio del tren. Los profesionales de la seguridad vinculan el aumento de episodios que pueden poner la integridad de las personas en juego con la pérdida de autoridad del gremio.

Un vigilante que prefiere guardar el anonimato apunta que «hace años los vigilantes éramos guardas jurado, lo que equivalía a ser agente de la autoridad. Ahora somos auxiliares y solo nos convertimos en autoridad si la Ertzaintza nos pide colaboración en algún altercado». Su tesis es clara. «Han aumentado los casos de agresiones porque el vigilante ya no es nadie». Esta circunstancia tiene su traducción en los recursos que puede utilizar en su trabajo. «En la época que he citado, que será hace unos diecisiete años, podíamos ir armados, ahora no. Si no tienes nada, no puedes hacer frente a determinadas situaciones y, lo más importante, las armas tenían una labor principal de disuasión. El mero hecho de llevarla ya imponía». La consecuencia directa, señala, es que «te pierden el respeto y se atreven hasta a sacarte la navaja. Entonces, ¿qué haces?».

Los vigilantes han solicitado en el caso concreto de Renfe poder hacer uso de alguna herramienta más de las que pueden llevar hoy de manera legal, es decir, una porra de goma de 50 centímetros y unos grilletes o esposas. «Lo que hemos solido pedir es concretamente permiso para poder usar la porra extensible, que tiene un apéndice de hierro, o algún tipo de spray. Cuando la gente ve eso, se lo piensa». También confiesa que, ante el temor a posibles ataques, «hay algún compañero que sí ha solido llevar a escondidas este tipo de objetos aunque estén prohibidos para proteger su integridad física».

Este profesional de la seguridad lamenta, por otra parte, la «impunidad» de quienes provocan actos violentos. Cita el ejemplo de «el agresor que hace un año protagonizó un intento de homicidio a un compañero y aún está pendiente de juicio, campando por los trenes».

Fuente: Diario Vasco

 

Un comentario

  1. Compis,tantos casos que pasan desgraciadamente y pasarán ya que somos el primer parapeto del delincuente, clarito que debemos custodiar personas y cosas,seres en zonas privadas y la dificultad es que estamos desprotegidos por el Gobierno ya que nos da cobertura en general ni autorización de medios de disuasión cómo el Arma reglamentaria.Muy importante, de ejemplo : que pinta un vigilante en un banco con una simple defensa y en un polígono de noche, donde no se ve ni la noche .VALIENTE ALEGRÍA

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