Un vigilante por turno: bajo mínimos la seguridad de la estación de autobuses en la Intermodal

Robos, amenazas, asaltos, trapicheos con drogas, sexo en los urinarios públicos… Éste es el día a día de la estación intermodal de Palma, que se ha convertido en uno de los focos de delincuencia e inseguridad más controvertidos de la capital balear, según denuncian los vigilantes privados que llevan a cabo su actividad laboral en este peligroso destino profesional.

A pesar de este panorama, el Govern, y en concreto la Conselleria de Mobilitat i Habitatge, que dirige el conseller socialista Marc Pons, ha reducido el número de efectivos de vigilancia destinados al área de la Intermodal que acoge la estación de autobuses. Así ha ocurrido desde el cambio de contratación impulsado en el servicio, que se ha aplicado exclusivamente a estas instalaciones, y no, en cambio, a las ferroviarias, ya que, de hecho, las empresas adjudicatarias son diferentes.

En efecto, el recinto de la Intermodal acoge dos grandes áreas de transporte colectivo: por una parte, la estación de trenes, gestionada por la empresa pública Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM); y, por otro lado, la terminal de transporte terrestre, dependiente del Consorci de Transports Públics (TIB). En ambos casos, la dirección política de los servicios está en manos de la Conselleria de Mobilitat i Habitatge, y, en línea descendente, de la dirección general de Mobilitat i Transport Públic, encabezada por Jaume Mateu. Por debajo de Mateu, se sitúan jerárquicamente los gerentes de SFM, Mateu Capellà, y TIB, Marteen van Bemmelen. Ambos ocuparon estos mismos cargos en la anterior legislatura 2015-2019.

Sin embargo, pese a la pertenencia a un mismo organigrama institucional y directivo, las gerencias de ambas ofertas de transporte público (trenes y autobuses) mantienen adjudicada la actividad de vigilancia privada a dos empresas diferentes. El problema reside, según los vigilantes privados consultados por mallorcadiario.com, en el hecho de que mientras en el área de trenes el número de efectivos destinados por cada turno de trabajo a garantizar la seguridad en el recinto oscila entre cuatro y cinco, en las instalaciones dependientes del Consorci de Transports los usuarios de los autobuses apenas cuentan con la protección de un vigilante por cada tramo horario.

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Fuente: MallorcaDiario