Seguridad privada

La contratación de seguridad privada por parte del Estado, en la que el Partido Popular se ha volcado en los últimos años de la mano de una de sus figuras más destacadas, un auténtico lobby que llegó a plantear seguridad privada en las prisiones, ha ido de la mano de las reformas laborales que, en conjunto, han beneficiado sobre todo al sector servicios, que ahora puede contratar barato y a tiempo parcial, según conveniencia.

El problema al final es nuestra seguridad. Marcos Peña ponía un ejemplo brillante: los trabajadores de limpieza de un hospital son más importantes que los médicos, lo que equivaldría a decir que los trabajadores de seguridad de un aeropuerto son más importantes que los pilotos. Sin unos y otros -limpieza y seguridad- no funciona nada, pero la degradación laboral de los últimos años ha hecho que estos empleos (para los que siempre hay miles de candidatos) no tengan la debida consideración social ni estén suficientemente remunerados.

En algún momento de la negociación se ha dicho algo así como que la huelga puede regularse, pero no puede limitarse. Con ello se han levantado las sanciones a algunos trabajadores que se negaron a cumplir los servicios mínimos impuestos por el Gobierno y la empresa, unos servicios que, dicho sea de paso, siempre me han parecido demenciales: hay servicios «mínimos» que afectan al 90% de la plantilla, lo que anula, de hecho, el efecto de la huelga, y eso no es cosa de este Gobierno ni solo del Partido Popular.

La excusa de la crisis económica ha sido como una barra libre para empresarios y Gobierno, pero ahora que, según este último, ya nos hemos recuperado no parece haber razón alguna para mantener las condiciones que se impusieron con aquella excusa. AENA ha dado el primer paso en este sentido, ha pedido al Estado, su mayor accionista, que le permita subir sueldos y contratar más trabajadores. Esperemos que cunda el ejemplo y empiece la recuperación económica para todos.

Fuente: Icnr