La rutina hospitalaria del HUCA se vio sobresaltada ayer por un luctuoso y lamentable suceso que trastocó el discurrir de una mañana aparentemente tranquila. Un hombre fallecía en La Cadellada después de haberse disparado con una pistola en los baños del propio hospital. Se trata de un vecino de Oviedo, de más de 60 años y al parecer, vigilante de seguridad. El hombre se quitó la vida utilizando una pistola calibre 22 que portaba en una mochila. Los hechos ocurrieron pasadas las once y media de la mañana y, pese a ser atendido de inmediato, falleció minutos después de ser localizado en el aseo.
Según pudo saber EL COMERCIO, el hombre se encerró en uno de los baños que hay tras el hall de hospitalización de La Cadellada. Se trata de unos aseos situados en una zona de acceso restringido al público, junto a la galería comercial, en el nivel cero. Allí se autolesionó tras dispararse en la cabeza. Pese a que fue localizado aún con vida, fue trasladado en estado grave a Urgencias, donde llegó clínicamente muerto. Minutos después, fallecía en uno de los boxes. Según fuentes de la investigación y del propio hospital, el afectado vestía de calle, por lo que se descarta que fuera un paciente ingresado o miembro del personal sanitario. Pasado el mediodía, el HUCA confirmó oficialmente que no se trataba ni de un trabajador del hospital ni tampoco de una subcontrata de La Cadellada. Asimismo, Sanidad también indicó que el fallecido no tenía pendiente ninguna cita médica, ni prueba diagnóstica en el hospital.
No falleció en el acto
Pasadas las once y media, fue un usuario el que dio la voz de alarma. Avisó a una celadora de que había un señor encerrado en el baño y advirtió que llevaba «mucho tiempo dentro y que no respondía a las llamadas». La trabajadora entró al servicio y por debajo de la puerta vio parcialmente a un hombre sentado y con sangre en el cuerpo. Inmediatamente, el hospital puso en marcha su propio sistema de emergencias. Tras forzar la puerta del servicio, se encontraron con un hombre inconsciente con un arma en la mano. El afectado fue llevado a Urgencias de inmediato, pero falleció a consecuencias de las graves lesiones que se había autoinflingido y por la cantidad de sangre que había perdido.
Diversas fuentes confirmaron que el hombre parecía tener pensados cada uno de sus movimientos. De hecho, entre sus pertenencias se encontró una carta de despedida dirigida a la familia y otra para el juzgado en la que explicaba su decisión.
No llegaron a trascender los motivos por los que decidió cometer dicho acto en el HUCA. La familia acudió al hospital visiblemente impactada y afectada por lo sucedido. Fue requerida por el propio centro tras confirmarse la identidad del fallecido. La Policía Nacional acordonó la zona, que permaneció así durante casi toda la jornada de ayer. Los hechos están siendo investigados por la Policía Científica y Judicial.
Fuente:elcomercio.es